Por HRJ
Alma Deutscher (2005) aprendió a tocar el piano cuando tenía 2, el violín a los 3, compuso su primera sonata de 6 y al cumplir 10 terminó una ópera para orquesta sinfónica (Cenicienta, que se estrenó en Viena). A los 14 debutó en el Carnegie Hall de Nueva York en su triple faceta de pianista, violinista y compositora en un concierto dedicado en exclusiva a la presentación de su obra, que ha llamado la atención de la crítica musical de todo el mundo no sólo por la precocidad de su creadora, sino porque sus lenguajes se sumergen en los procedimientos compositivos que se utilizaban hacia finales del Clasicismo (segunda mitad del siglo XVIII) y durante el Romanticismo decimonónico; es decir: música formalmente muy ordenada cuya apuesta principal es que de principio a fin exista una profunda inspiración melódica, imaginativa y cautivadora. Por eso a Alma Deutscher rápidamente la crítica la designó con el epíteto de: “la Mozart moderna”, aunque a nivel evocativo, su música hace más bien pensar en el romanticismo alemán de corte más clásico, como el de Fanny y Felix Mendelssohn.
En este 2023, Alma acaba de cumplir 18 años y su vida artística ha ingresado a una nueva época: Atrás ha quedado su pasado como niña prodigio y adelante se le abre un futuro lleno de posibilidades, en donde el más interesante descubrimiento será escuchar las distintas direcciones hacia las que irá su música.
Por lo pronto, Alma estrenó en Salzburgo El nuevo vals del emperador (2022), su nueva ópera de tres horas de duración, y la reacción que ha recibido es un preciso resumen del efecto que su arte ha tenido en el mundo contemporáneo: por un lado, un recibimiento entusiasta por parte de la mayor parte del público, y por el otro un constante ataque de la crítica musical, que suele desestimar el valor de su música con adjetivos como “anacrónica”, “poco propositiva” y “anticuada”.
Al respecto, la postura de Alma siempre ha sido clara, como lo demuestra esta declaración que recoge el diario español ABC:
“Me gustaría que la gente dejara de decirme cómo se debe o no se debe escribir música en el siglo XXI. Si el mundo es realmente tan feo, ¿para qué hacerlo todavía más feo con música fea”.
Alma entiende la composición musical como una búsqueda incesante de melodías hermosas. De hecho, parte de su proceso compositivo sucede en su imaginación de forma incesante.
«Incluso cuando estoy haciendo otra cosa, mientras la gente me habla o mientras hago algo totalmente diferente, me vienen estas hermosas melodías que se oyen en mi cabeza. A veces es una voz humana, a veces un piano y a veces un violín» (declaró para la BBC).
Sobre su estilo interpretativo, Alma destaca como una solista de seguridad desbordante. En salas llenas, al lado de las mejores orquestas del mundo ante renombrados directores de orquesta, como Zubin Mehta, Alma se muestra determinada y fluida, completamente dueña de su rol protagónico y de su sonido.
Al respecto, confesó al portal Barcelona Clásica:
“Nunca me pongo nerviosa antes de tocar, soy muy feliz cuando pienso que la gente viene a escuchar y disfrutar mi música. Cuando toco, tengo el control sobre mí misma, sé lo que hago por lo tanto no entiendo porque debería estar nerviosa”.
Pero la idea de este breve perfil es que tú escuches la música de Alma, la veas, y te formes tu propia idea sobre su arte. Para hacerlo, te recomendamos esta interpretación con ella al piano de su Concierto para piano y orquesta (2017).
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¡Llegó la Primavera Sinfónica! ✨☀️❤️🔥






