Poética de las almas encerradas
(ensayo sobre el álbum Con alma de Magos Herrera y Paola Prestini)
Por Hugo Roca Joglar

Tres personas describen su encierro en una palabra:
Desesperación
Soledad
Aislamiento
Y entonces surge una frase comunal que describe la vida durante los dos primeros años de pandemia:
Desesperada soledad aislada
¿Cómo pudimos resistir tanta tristeza?
Meditaba en silencio inmóvil en cama
Buscaba el juego de los pájaros tras mi ventana
Le pedía a mi pareja que me cantara
Tres respuestas que coinciden en una misma esencia:
¡El sonido!
En épocas complicadas, la música adquiere vital importancia. La música consuela, alegra y hermana. La música que a un mismo tiempo puede ser silencio, juego e intimidad.
Y en épocas complicadas, las personas que hacen música necesitan combatir el desamparo con creaciones que absorban la realidad y la reflejen en toda su brutalidad, pero que también vayan más allá y propongan nuevas formas de esperanza.
A veces esta búsqueda exige reinventar lenguajes y resignificar estéticas. Es decir: Traspasar fronteras conocidas y habitar lo inimaginable. Es ahí, en los terrenos del riesgo y la vulnerabilidad, desde donde surgen las más intensas y sorprendentes expresiones artísticas.
Durante el encierro, Magos Herrera y Paola Prestini crearon Con alma (2020; National Sawdust Tracks), un álbum que de acuerdo al lanzamiento oficial:
“Es una pintura sonora basada en la obra de Remedios Varo que alude a espiritualidad, naturaleza, creatividad, solidaridad y propósito. Música que teje una narrativa global que exalta la igualdad con base en los textos de una amplia diversidad de mujeres poetas a través de los siglos”.
¿Qué es una pintura sonora?, ¿cómo puede haber música basada en cuadros de Remedios Varo?
Sonidos al servicio de formas y colores. De construcciones cromáticas profundamente oníricas. Música al servicio de sueños y paisajes. De la plasticidad y el inconsciente.

¿Y cuál es su poética?
En su necesidad de exponer la tristeza y brindar consuelo, Con alma traspasa tantas fronteras genéricas que a su paso todo lo abarca y todo lo contiene: desde polifonía renacentista hasta bolero, desde mapas electroacústicos hasta sensual exaltación decimonónica.
¿No resulta una exploración musical caótica?
Al contrario: suena profundamente armónica. Va y viene entre opuestos; ahí encuentra su equilibrio. A cada exploración sombría, le sigue una luminosa. Un ejemplo son las dos piezas centrales:
- Alma muerta.- Textura a muchas voces. Se acumulan y separan. Todo menos tranquilas. Insisten en el ansia. Se retan y contagian A veces su repetición se diría minimalista. Aires de la espiritual Madrecita de Arvo Pärt, que escribió para la Catedral de Ciudad de México, parecerían atravesar el discurso. Pero no: nada termina por sentirse sereno. Voces que se enfrentan y acompañan. Se desprecian y complementan. Al fondo: desierto. Nada hay en la música que contradiga el desencanto. Cantan hacia la nada. Lo único que reciben es su propio eco aislado. Hagan lo que hagan, parecen pertenecer a un mismo destino triste. Al final comienzan a desvanecerse sin oponer resistencia, como si, juntas, estuvieran ya resignadas a siempre sentir miedo.
- Con alma.- La voz se individualiza. Y detrás de ella hay cuerdas que la serenan cuando comienza a filtrarse el ansia. Luego surgen los alientos, con su carga de suaves resplandores. El violín se une para replicar la melodía vocal y precipitar los acontecimientos hacia un inesperado panorama: batería y, de pronto, el jazz. La voz comienza a improvisar. Improvisa a partir del ritmo (ella sirve a los tambores), mientras la Orquesta Sinfónica de Minería se desborda hacia un onirismo romántico a través de los alientos.
Y así avanza Con alma: contraponiendo sensualidades. En su construcción nada es estático. Encadena terror con belleza y destrucción con nacimiento mediante música cambiante protagonizada por una exhaustiva exploración vocal donde el canto de Magos Herrera enfrenta con una impresionante elasticidad expresiva el más grande reto de su carrera artística.
¿Entonces Con alma a qué suena?
Al encuentro entre el mundo interior con el mundo exterior tras haber estado mucho tiempo separados. El sonido del álbum pertenece a sensaciones, no a géneros. Y su sensualidad está estrechamente ligada a la pandemia.
Al ansia de liberación.
Al éxtasis del regreso.
A la tristeza desesperada.
Al conmovedor reencuentro con las calles y los parques.
Y por eso en esta música también hay lugar para la electroacústica. Para grabaciones obtenidas directamente de la realidad:
Pájaros
Campanas
Una madre al teléfono diciéndole a su hija
que no podrá ir a visitarla
porque siguen cerradas las fronteras.

¿Algo más?
Algo que roza con la divinidad.
¿Y cómo acaba Con alma?
Igual que como empieza: con una canción sobre pájaros a cargo de Magos Herrera. Sólo que la primera (La creación de las aves) es sobre el nacimiento de la primavera y la última (Cucurrucucú, paloma) una intensa consagración de la desgracia cuyo sonido evade el etílico panorama tradicional y lo sumerge en distorsiones, como una borrachera que está siendo soñada.