Por HRJ
Una comunidad de grillos debe buscar un nuevo hogar a causa de un incendio que los obliga a migrar. Llegan a un lugar perfecto, pero está ocupado por una comunidad de chicharras. Del encuentro surge una hermosa amistad entre Cirilo el grillo y Toña la chicharra, quienes emprenden un viaje en busca de una tierra libre, pero durante su travesía lo único que encuentran es propiedad privada.
Esta es la historia de la ópera De grillos y chicharras, cuya narración musical avanza a manera de diálogo: mientras Jomi Delgado escribió la música de los grillos (que es neotonal), Marcela Rodríguez escribió la música de las chicharras (que es disonante), y el resultado es una obra a cuatro manos llena de fascinación e ingenio, en donde una araña se disfraza de vendedora de bienes raíces entre mundos sonoros en transformación continua: de una tarantella se construye una giga y, tras un crescendo inmenso, habanera, vals ranchero y son cubano se combinan con humorística gracia.
Con la intención de difundir la creación de música dirigida para la infancia, la Orquesta Sinfónica de Minería habló con Jomi Delgado sobre De grillos y chicharras, que es la tercera entrega del Insectario, saga de óperas infantiles que se completa con Apoidea, breve ópera hexagonal, y Las luciérnagas no vuelan, breve ópera luminosa.
Entrevista a Jomi Delgado, compositor
¿Cómo surgió la idea de escribir De grillos y chicharras?
Fue Pedro Antonio García (libretista) quien me platicó la idea de escribir una ópera que, a través de estas dos especies, contara una historia de pueblos que deben migrar al vivir en condiciones extremas.
¿Podrías contarnos sobre el proceso de escribir la música de manera conjunta con Marcela Rodríguez?, ¿cada quién compuso partes específicas de manera individual o tomaban permanentemente decisiones conjuntas?
Una vez que establecimos el ensamble para el cual queríamos escribir la ópera, Marcela se arrancó a escribir la música de las chicharras y yo la de los grillos. En los pasajes en que ambos grupos dialogan, trabajábamos como si se tratara de un cadáver exquisito: ella escribía una frase de las chicharras, me enviaba la partitura, yo contestaba con una frase de los grillos, y así sucesivamente.
¿Cómo describirías la música?, ¿qué tipos de lenguaje utiliza?
La música de los grillos es sobre todo neotonal, es decir, utilizo acordes sin seguir necesariamente las reglas de la armonía tonal para conectarlos. Hay también pasajes atonales -las hormigas, por ejemplo-, otros más tradicionales, y otros que mezclan un poco de todo. Marcela buscó una estética más estridente para dar voz a las chicharras, combinando ritmos latinoamericanos, polirritmias, disonancias.
¿Por qué es una ópera “migrante” (como su subtítulo establece)?
De grillos y chicharras fue escrita durante la pandemia, con el propósito de poder seguir presentándonos en cualquier parque o jardín sin poner en riesgo a los asistentes. Se trata, por cierto, de la tercera entrega del Insectario, una colección de óperas infantiles protagonizadas por insectos: la preceden Apoidea, breve ópera hexagonal, y Las luciérnagas no vuelan, breve ópera luminosa.
¿Podrías describirnos algún pasaje que te guste especialmente de la ópera?
Disfruto mucho la escena de la araña disfrazada de vendedora de bienes raíces, cuyo plan es devorar al grillo mayor tras haberlo engatusado con ofertas irresistibles. La música se transforma continuamente a lo largo de esta larga secuencia, de una tarantella a una giga, con largos crescendos y pasajes llenos de ostinatos. Se vuelve un pequeño tour de force. También disfruto mucho la suite de introducción de las Chicharras, que combina, con gran humor y musicalidad, son cubano, habanera y vals ranchero. Y, por supuesto, el aria central de la ópera, «Nos vamos a morir de sed», que compuse en cercana colaboración con la soprano Catalina Pereda, con quien llevo tantos años colaborando en proyectos de nuestra compañía, Ópera Portátil.
A lo largo de la obra existen referencias texutales a la historia de la música…
Sí: de Vivaldi tomamos prestadas sus Cuatro estaciones, que abren el concierto de grillos que será interrumpido con la llegada de las chicharras. De Verdi citamos, para gran enojo de uno de los grillos más cuadrados, su Va pensiero (coro de la ópera Nabucco) cuando las chicharras narran su éxodo, y su famoso Libiamo (famoso dueto de La Traviata), cuando chicharras y grillos brindan en ocasión del próximo viaje de los protagonistas. Y Mozart aparece por medio de tres recitativos, unos graciosos y delicados, otros mucho más dramáticos. Esta aportación fue de Catalina, y resultó en un afortunado contrapunto estilístico y narrativo.
Podrías contarnos brevemente en qué momento de tu carrera te encuentras…
Quiero continuar trabajando en ópera en sus distintos formatos, desde los más accesibles, como las producciones del Insectario, a los más experimentales, como el Sello del silencio, videoensayo operístico estrenado durante la pandemia. Con la compañía estamos acercándonos a la primera década, y queremos preparar alguna sorpresa para celebrarlo. Ahora mismo me interesa explorar narrativas no lineales, lo onírico y lo absurdo, las colaboraciones con artistas de otras disciplinas. Cada proyecto es distinto. Por eso me gusta tanto la ópera.
¿Quiénes participan en la ópera De grillos y chicharras?
Música de Jomi Delgado y Marcela Rodríguez
Libreto de Pedro Antonio García
Dirección artística de Catalina Pereda
Dirección musical de Jomi Delgado
Dirección escénica de Daniela Arriolo
Escenografía e iluminación de Sergio López Vigueras
La ópera se presentó durante noviembre y diciembre en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque de la Ciudad de México.
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