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El latido de una vida intensa: Música mexicana y la Orquesta Sinfónica de México de Carlos Chávez, 1928-1948

Por Ricardo Miranda

En el florecimiento de la edad de oro de la música sinfónica mexicana con Manuel M. Ponce, José Rolón, Julián Carrillo, Rafael Tello, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, por mencionar algunos, es fundamental el pensamiento de Carlos Chávez: buscar un sello personal, abstracto y cosmopolita en las composiciones y no sólo mantener una postura mexicanista. Este ensayo forma parte del libro Carlos Chávez y su mundo, editado por El Colegio Nacional.

A pesar de que otras orquestas prosperaron por igual en ese tiempo, queda claro que la OSM de Chávez constituyó la fuerza más poderosa en cuanto a la promoción de la música sinfónica mexicana.

Al escribir en 1948, Carlos Chávez enfatizó el “sorprendente grado de progreso” experimentado por la escena musical de México en comparación con la situación imperante veinte años antes, justo al inicio de las actividades de la Orquesta Sinfónica de México (OSM).

Desde el inicio de su trabajo como fundador y director de la osm Chávez había enviado un claro mensaje a través de su meticuloso proceso de selección para decidir quién debía ser el primer compositor mexicano cuya música interpretaría la naciente orquesta. Su correspondencia de esos años revela que solicitó a figuras prominentes como José Rolón y Manuel M. Ponce partituras sinfónicas para tomar en consideración.

Dos factores cruciales contribuyeron a la gestación de una edad de oro de la música sinfónica mexicana: la confluencia cronológica de tres generaciones de compositores y el deseo de crear un repertorio específicamente mexicano.

Estas tres generaciones coincidieron en un periodo creativo común durante los años treinta y cuarenta. Los años de madurez de Ponce y Rolón coincidieron con el florecimiento de la generación del 99, tiempo en el que los compositores más jóvenes hicieron también sus primeras contribuciones al repertorio sinfónico mexicano. Esta singular coyuntura no se había visto jamás en la historia de la música mexicana, ni se ha repetido desde entonces.

Te invitamos a leer el artículo completo a continuación:

El periodo que va de 1928 a 1948 podría considerarse como los días felices de la música mexicana.

Puedes encontrar más artículos como este en la Revista Quodlibet de la Orquesta Sinfónica de Minería:

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