Por HRJ
Las orquestas sinfónicas son una de las instituciones culturales más importantes de cualquier país. Su función va más allá de la mera interpretación de música clásica, pues también desempeñan un papel fundamental en la difusión de la cultura, la educación y la cohesión social.
Las orquestas sinfónicas son organizaciones complejas y costosas de mantener. Por ello, la mayoría de ellas dependen de una combinación de fondos públicos y privados para su funcionamiento.
En este artículo, se argumenta que la inversión empresarial en orquestas sinfónicas es una decisión estratégica que puede beneficiar a las empresas de diversas maneras. Sobre todo cuando se trata de orquestas sinfónicas de excelencia.
Argumentos a favor de la inversión empresarial en orquestas sinfónicas:
- Mejora la imagen corporativa.- Las empresas que apoyan a orquestas sinfónicas se asocian con instituciones de prestigio y excelencia. Esto puede traducirse en una mejor imagen corporativa y una mayor confianza entre los clientes y los inversores. Por ejemplo, en la Orquesta Sinfónica de Minería acabamos de ser nominados ¡tres veces al Grammy!, y esa imagen de excelencia es extensiva a todos nuestros patrocinadores, que reciben los múltiples beneficios de estar asociados con una agrupación de éxito internacional.
- Fomenta la creatividad y la innovación en los empleados.- Al brindar a sus empleados y sus familias la oportunidad de escuchar a una orquesta sinfónica en vivo, la empresa no sólo está ampliando su panorama cultural, sino impulsando su desarrollo creativo (pensar “fuera del molde”). Una empresa puede tanto contratar a una orquesta sinfónica para interpretar conciertos particulares a su equipo, como comprar abonos para temporadas y repartirlos a manera de beneficios laborales.
- Contribuye al desarrollo social.- Una orquesta sinfónica es un lugar de reunión para que las personas de una misma sociedad se hermanan a través de la música.
¿Cómo se explica el caso de éxito de la Orquesta Sinfónica de Minería?
Desde su fundación en 1978 la Orquesta Sinfónica de Minería se volvió parte integral de la vida cultural de México por proponer un arriesgado repertorio de obras nunca o pocas veces escuchadas en el país y su permanente interés en construir un sonido de excelencia. Actualmente, bajo la dirección artística de Carlos Miguel Prieto, se ha convertido en una de las agrupaciones más dinámicas, atractivas y prestigiosas de Hispanoamérica, como lo demuestra su nominación al Grammy por su grabación del Concierto para violín de Korngold con Philippe Quint
Para explicar una trayectoria exitosa de 45 años tienen que juntarse dos elementos:
- Talento (el de todas las personas que integran la orquesta y el de la dirección artística que las entrena y convence para que cada instrumento forme parte de una misma integridad musical).
- Estructura (se refiere a todo el entorno que da forma institucional a la orquesta y define su imagen social).
Dentro de su marco institucional, la Orquesta Sinfónica de Minería siempre ha apostado por un esquema de financiamiento en la iniciativa privada.(tanto de empresas como de particulares). Y para captar estos recursos no es suficiente ser una de las mejores orquesta de Hispanoamérica, sino ofrecer a nuestros benefactores construir de la mano un proyecto social inclusivo y diverso que gira en torno a tres propósitos claramente definidos.
- Reconstrucción del tejido social.
En la Orquesta Sinfónica de Minería estamos convencidos del poder sanador de la música. Creemos que la música es una poderosa herramienta para sanar e infundir esperanza. Nuestra misión es colaborar en la reconstrucción del tejido social interpretando conciertos cautivadores.
- Creación de nuevas audiencias
La música no puede ser estática. Si la limitáramos a la Sala Nezahualcóyotl, sede de nuestras temporadas de verano, estaríamos mutilando sus poderes. Por ello estamos comprometidos a llevarla a distintos espacios de todo México en búsqueda constante de nuevas audiencias.
- Fomentar la creación de nueva música sinfónica mexicana
Además de dar vida a grandes obras poco escuchadas en México (como Gran misa de muertos de Hector Berlioz, Sinfonía Antártica de Ralph Vaughan Williams o la obra orquestal íntegra de Gustav Mahler) a través de grandes intérpretes internacionales, también ha comisionado más de un centenar de obras que ya son clásicos contemporáneos de la música mexicana, como Sonatina de Manuel Enríquez, Ficciones de Mario Lavista, Gota de noche de Carlos Sánchez Gutiérrez, Cinco misterios eléusicos de Federico Ibarra Groth, Concierto voltaje de Gabriela Ortiz o Rotor de Enrico Chapela.
¿Por qué una orquesta sinfónica necesita de la iniciativa privada para funcionar de manera ideal?
Si la taquilla es insuficiente y depender del apoyo gubernamental resulta incierto y poco recomendable, una orquesta tendrá salud financiera en la medida en que la mayor parte de sus ingresos provengan de la iniciativa privada.
Este esquema funciona de siguiente la manera:
La orquesta recibe donaciones del sector privado y a cada empresa donante les emite comprobantes 100 por ciento deducibles de impuestos. Para poder hacer esto es necesario ser una asociación civil sin fines de lucro. Es decir: todo el dinero recibido es invertido de manera íntegra en el proyecto artístico.
Lograr un grupo de patrocinadores estables ofrece múltiples beneficios operativos y artísticos a cualquier orquesta sinfónica, como:
- Certidumbre económica
- Planeación de temporadas a largo plazo
- Contratar a las máximas figuras de la música sinfónica internacional
- Libertad de programación
- Tiempo para trazar programas de capacitación de nuevos públicos y organizar conciertos en espacios alternativas
La clave para que una orquesta pueda financiarse con éxito de la iniciativa privada radica en su capacidad de convencer a las empresas en que donar a una sinfónica es una buena idea.
¿Cómo se financia una orquesta sinfónica en México?
Además de tener que cubrir gastos operativos diarios (salarios de personal de oficina, salarios de instrumentistas, publicidad, renta de espacios para ensayar y ofrecer conciertos…), las orquestas sinfónicas deben pagar elevadas cantidades para poder contratar a solistas y batutas huéspedes que resulten ideales para cada programa (y en ocasiones los derechos de las partituras que van a interpretarse).
Las ganancias de taquilla sólo cubren un porcentaje menor de los gastos. Por ello la mayor parte de las orquestas sinfónicas mexicanas sobreviven gracias a subvenciones gubernamentales. Es decir: la mayor parte de sus ingresos provienen de instancias oficiales y, por lo tanto, están sujetos a las políticas culturales de la administración en turno. Este esquema de financiamiento no resulta sano a causa de tres aspectos principales:
- Incertidumbre económica
- Imposibilita la planeación de temporadas anticipadas
- Conflicto de intereses
Tres motivos que apuntan hacia la misma dirección:
Depender en exclusiva de dinero proveniente de apoyos gubernamentales hace imposible que una orquesta tenga la oportunidad de construir un proyecto a largo plazo, pues no podrá:
- Garantizar la continuidad de su personal
- Contratar a las máximas figuras de la música sinfónica internacional (que suelen exigir contratos con por lo menos un año de anticipación)
- Trazar proyectos serios para difundir la música clásica en espacios distintos a las salas de conciertos y captar nuevos públicos entre las generaciones más jóvenes
- Garantizar la completa libertad de sus decisiones artísticas
Como puede verse, una vida económica poco sana provoca condiciones de operación inciertas y muchas veces improvisadas que afectan directamente la calidad artística de las agrupaciones.
En la medida en que una orquesta sinfónica deja de estar sujeta a presupuestos gubernamentales para operar podrá desarrollarse en toda su potencia. Y para lograrlo su esquema de financiamiento debe estar dirigido hacia la iniciativa privada.
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Concierto Música de John Williams
Sala Nezahualcóyotl
Concierto Navideño Radio Centro con la Orquesta Sinfónica de Minería
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