La increíble vida de Joaquín Rodrigo
Por HRJ
Joaquín Rodrigo (1901-1999) compuso una de las obras para guitarra y orquesta más fascinantes de la historia: el Concierto de Aranjuez, que será interpretado durante nuestra Temporada de verano 2022 bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto y la participación solista del guitarrista Pablo Sainz Villegas.
Aprovechamos la ocasión para ofrecerles un ensayo que gira en torno a varios enigmas sobre la música y vida de Joaquín Rodrigo:
¿A qué edad perdió la vista? ¿Cómo fue su historia de amor con Victoria Kamhi? ¿Por qué demandó a Miles Davis? ¿Es verdad que casi muere en el terremoto de 1981 en la Ciudad de México? ¿Qué hay que saber sobre su hermoso Concierto de Aranjuez?
¿Cómo fue la infancia de Joaquín Rodrigo?
Joaquín Rodrigo se quedó ciego a los tres años debido a una difteria mal tratada. Escuchar relojes fue una fascinación durante su infancia, aunque se obsesionó por el sonido del órgano (“ningún instrumento musical inventado por el hombre puede reflejar, ni de cerca ni de lejos, como el órgano el ansia del infinito, la constante punzada de escapar por encima del tiempo y de las edades”, declararía tiempo después). Era un niño sonriente que soñaba con conducir un tranvía. Le gustaba escribir listas. Por ejemplo, escribió una sobre cosas que le daban miedo: “ladrones, fantasmas y animales grandes”.
¿Cómo fue la vida de Joaquín Rodrigo en Francia?
Joaquín Rodrigo llegó a París en 1926 (tenía 25 años) acompañado de un lazarillo: Rafael Ibañez, muchacho que lo guiaba por las calles y los teatros. En Francia los compositores españoles estaban bien considerados gracias a Albéniz, Turina, Granados y Falla.
Paul Dukas, máxima autoridad parisina en materia de composición, escuchó la música de Joaquín Rodrigo y apreció su valentía en el uso de las disonancias. Especialmente le gustó el Preludio del gallo mañanero (1926) para piano, en donde cada mano toca en un tono diferente (la derecha, en teclas blancas, es el gallo; la izquierda, en teclas negras, la gallina).
¿Cómo fue la historia de amor entre Joaquín Rodrigo y la pianista Victoria Kamhi?
El Preludio del gallo mañanero (1926) también interesó a la pianista turca Victoria Kamhi. Joaquín Rodrigo se enamoró de ella (“la primavera se ha cristalizado, se ha simbolizado en una dulce muchacha que por remate de miserias adora la música y el descuidado vagar por los floridos senderos, los cabellos y el pensamiento al viento”). A Victoria también le interesó Joaquín Rodrigo y comenzaron a salir. Pero luego ella tuvo dudas sobre tener un novio ciego (“¡el muchacho que había llenado mis pensamientos durante tantos meses, no podía verme!”).
Desconsolado, Joaquín Rodrigo escribió la Siciliana para violonchelo y piano (1929).Tras un tormentoso intercambio de cartas, terminan por casarse (19 de enero de 1933) y se instalaron en Valencia. No tenían mucho dinero. Adoptan a un pajarito al que bautizaron Petrouchka, como el ballet de Stravinski. Ella se cansa de tener poco dinero (“No creas que no me haces falta, pero mira, si es para padecer como el año pasado, prefiero estar lejos de ti”). Él le compone el dramático Cántico a la esposa con texto de San Juan de la Cruz.
Se reconciliaron y en 1940 se instalaron definitivamente en la calle Villalar, muy cerca de la Puerta de Alcalá. Ahí Joaquín Rodrigo compuso Aranjuez (concierto para guitarra y orquesta) como una sugerencia de tiempos pasados (pájaros, actitudes, sonidos, rostros, árboles, perspectivas). Victoria quedó embarazada y dio a luz a una niña, a quien bautizan Cecilia Amadea por nacer en el mismo día que Mozart: 27 de enero.
Joaquín Rodrigo preguntó: “¿cómo tiene los ojos?”; y la enfermera le respondió: “¡Azules, preciosos!”.
¿Qué debo saber sobre el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo?
Al respecto, Juan Arturo Brennan comenta:
“Aranjuez es una ciudad situada a unos cuarenta kilómetros al sur de Madrid, en el fértil valle formado por la confluencia de los ríos Tajo y Jarama. Relativamente nueva, la ciudad fue construida a mediados del siglo XVIII, y ostenta varias residencias reales. Entre ellas, el Palacio, que alberga innumerables tesoros, y la Casita del Labrador construida por Carlos IV, quien en el año de 1808 abdicó el trono, precisamente en Aranjuez. Espárragos y fresas, conservas, caballos de pura sangre, productos químicos, metálicos y textiles forman la moderna dinámica de Aranjuez. Pero no fueron estos elementos, sino sus parques, fuentes y jardines, los que inspiraron a Rodrigo para la composición de su concierto. Parques, fuentes y jardines que existieron sólo en su imaginación, y que el compositor nunca vio: la ceguera que padeció desde los tres años de edad le impidió conocerlos cabalmente.
Así, a través de la evocación de origen no-sensorial, Joaquín Rodrigo logró en este concierto la más española de las músicas españolas, una pintura tonal de rara belleza y equilibrio. El Concierto de Aranjuez fue estrenado en Barcelona el 9 de noviembre de 1940 por el guitarrista Regino Sainz de la Maza (quien había encargado a Rodrigo la obra) y de inmediato se hizo muy popular. Años más tarde, el mismo Rodrigo realizó una versión de la obra para arpa y orquesta, dedicándola a Nicanor Zabaleta, el gran arpista español”.

“Escribo mi música por medio de una maquinita en sistema Braile. Las teclas ponen en juego un punzón que va dejando sobre un papel grueso, de los llamados de grano, unos realces que tienen preciso valor para la lectura. Cada tecla marca en relieve una letra, y cada letra corresponde a una nota musical (…) se escribe con bastante rapidez, quizá tanto como si se escribiese con pluma sobre el papel pautado corriente, como hacen los que tienen ojos y ven con ellos. Lo malo es la transcripción porque, esa sí, es penosa. Una vez que yo he escrito lo que he compuesto con mi maquinita, he de traducirlo y dictárselo a un copista y eso lleva tiempo y consume energías…”.
Fragmento de una entrevista concedida por Joaquín Rodrigo el 24 de abril de 1956 al diario Informaciones.
¿Quién será el guitarrista del Concierto de Aranjuez con la Orquesta Sinfónica de Minería?
El guitarrista español Pablo Sáinz Villegas, quien ha sido solista de las principales orquestas del mundo (Filarmónica de Nueva York, Filarmónica de Los Ángeles, Filarmónica de Israel, Sinfónica de Toronto, Sinfónica de Boston y Sinfónica Nacional de Dinamarca) bajo la batuta de directores como Rafael Frühbeck de Burgos, Miguel Harth-Bedoya, Carlos Kalmar, Juanjo Mena y Alondra de la Parra, con quien grabó el Concierto del sur de Manuel M. Ponce en el álbum Mi alma mexicana. (2010; Sony Classical).
Ha sido galardonado con más de 30 premios internacionales, entre los que destacan el Andrés Segovia y el premio Ojo Crítico, que otorga la Radio Nacional de España. Sus compromisos para el resto del año incluyen presentaciones con Sinfónica de Pittsburgh, Orquesta de Cámara de Filadelfia, Orquesta Nacional de Lyon, Filarmónica de Copenhague, Sinfónica de Sevilla, y recitales en el Festival de Aspen y en el Kennedy Center de Washington.
Plácido Domingo lo definió como “el maestro de la guitarra española”. En la temporada 2020-2021 interpretó el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo al lado de la Sinfónica de Berlín bajo la batuta de Kirill Petrenko.
Es fundador del proyecto “El legado de la música sin fronteras”, cuyo objetivo es llevar la música hasta niños y jóvenes que viven en comunidades marginales.
¿En qué consistió el conflicto entre Joaquín Rodrigo y Miles Davis?
Hacia 1960 Joaquín Rodrigo se enfureció con Miles Davis por haber hecho una versión jazzística del Concierto de Aranjuez. Lo demandó en todas las cortes del mundo y perdió todos los juicios excepto en Francia, donde logró prohibir durante unos meses que se vendiera el disco de Miles Davis.
¿Cómo fueron los últimos años en la vida de Joaquín Rodrigo?
A los 70 años Joaquín Rodrigo viaja a Hollywood con motivo de una interpretación de su Concierto madrigal (1966) para dos guitarras y orquesta; luego a Houston invitado por la NASA (los astronautas que llegaron a la Luna llevaron el Concierto de Aranjuez en su nave espacial y en agradecimiento les compone el poema sinfónico A la busca del más allá).
Visita México junto con su esposa (marzo de 1981) por invitación de Rodolfo Halffter (presidente de la Asociación de Compositores mexicanos) para presenciar el estreno de Una fantasía, obra que Rodrigo le escribió al chelista Carlos Prieto. Cenan con el presidente López Portillo. Se albergan en el hotel Sheraton María Isabel. Piso 17.
Una noche escuchan crujidos y cosas pesadas cayendo. De la ventana de arriba Victoria ve salir espeso humo negro y fuego. Dos camareras los ayudan a escapar. Contra todas las reglas, toman el elevador. Salen a Reforma. Joaquín va en calzones y bata de seda. Mueren tres personas asfixiadas. Ellos pierden cartas, anillos, corbatas, vestidos, cadenas, fotos, diplomas, flores y una cesta de fruta tropical. Los pasaportes y la plata que compraron en Taxco quedan intactos. A Victoria la premian con la Medalla de Oro de la Ciudad de México por su “valor y serenidad ante el peligro”.
Joaquín compone dos conciertos (1982): Para una fiesta para guitarra y orquesta; Como un divertimento para el violonchelista Julian Lloyd Weber. Los invitan a Israel y declinan. Joaquín está demasiado cansado.
Celebran sus bodas de oro. Victoria interrumpe definitivamente la escritura de sus memorias.
Joaquín ya no duerme. Sus ataques maniacodepresivos se intensifican. Deja de contestar a gente cuya voz no conoce. Lo agobia la idea de no tener identidad. Lívido de pánico se pregunta en voz alta: “¿quién soy yo?”. Lo tranquiliza tocar el piano. El Festival Joaquín Rodrigo en Londres (1986) lo reanima: dos semanas de conciertos dedicados únicamente a su música. Su hija Cecilia Amadea deja Bruselas. Se instala en Madrid para cuidarlo.
Cumple 90 (1991). Tiene un biznieto. Lo sienta sobre su rodilla cada mañana. El rey Juan Carlos lo nombra Marqués de los Jardines de Aranjuez. Lo premian con el premio Príncipe de Asturias (1996) por dignificar la guitarra como instrumento de concierto.
Victoria muere a los 95 (21 de julio de 1997). A Rodrigo le ocultan su muerte. Pregunta “¿y Victoria?”. Por las noches a gritos la llama. Poco a poco deja de insistir y muere el 6 de julio de 1999 tras dos años de no escuchar la voz de su esposa.
Su epitafio dice: “Mi vaso es pequeño pero bebo en mi vaso”.

Incluso escribió una zarzuela: El hijo fingido (1964), con base en dos comedias de Lope de Vega (¡De cuando acá nos vino! y Los ramilletes de Madrid), cuya obertura contiene todos los aires que ambientarán la ópera: flores (los alientos las deshojan), guerra (trompetas en fanfarria; tambores redoblando); madrileñas (coquetas: los violines lo revelan), juerga (por momentos todos los instrumentos adoptan líneas populares y gritan “¡bailen!”), y un amor que primero se malogra (el violonchelo representa el sufrimiento de Ángela) y luego se realiza (una marcha nupcial tan exaltada que roza en lo escandaloso).
