Por HRJ
Escuchar música clásica nos hace personas más imaginativas y felices, por eso es tan importante su presencia desde la infancia. Para celebrar el Día de la Niñez, en la Orquesta Sinfónica de Minería te ofrecemos este breve ensayo sobre cómo escuchar música estimula el desarrollo del cerebro infantil y el entendimiento de las emociones. También encontrarás una playlist con diversas opciones para explorar los gustos musicales de tu hija o hijo.
La música se ha convertido en un elemento esencial durante el embarazo. Acompañar el proceso del nacimiento escuchando a Mozart es ya una recomendación tan importante como la alimentación o el reposo.
¿Por qué?
¿Qué beneficios puede tener la música clásica en un futuro bebé?
El primero comienza con la madre, quien al adquirir el hábito de escuchar música clásica de manera constante:
- Aumenta su capacidad de concentración.
- Estimula su creatividad.
- Desarrolla su imaginación.
- Reduce el estrés.
- Colabora a estar de mejor humor.
Estos beneficios tienen un impacto directo en el feto, pues se está gestando en un cuerpo que tiende a estar tranquilo, de buen ánimo y estimulado. Alrededor de las 28 semanas (entre los seis y los siete meses) el bebé por nacer comienza a percibir los sonidos del exterior. Entonces ya no recibe la música clásica únicamente a través de las energías dentro del cuerpo de su madre, sino también por medio de una incipiente relación directa, personal, con el hecho musical. Es el inicio de los recuerdos sonoros.
Por eso es tan común escuchar a mamás y papás decir:
“Cuando mi hija iba nacer yo escuchaba mucho a Mozart y ya de bebé cuando lloraba mucho porque algo la molestaba, le ponía Mozart y eso la tranquilizaba”.
Los recuerdos sonoros que se generan durante la gestación acompañan el desarrollo de la infancia en el inconsciente. Permanecen ahí, ocultos, en espera de ser explorados. Y esta exploración es posible promoviendo una escucha directa. Es decir: acompañar el desarrollo de la niñez con música clásica.
Un estudio realizado en 2016 en el Brain and Creativity Institute de la Universidad del Sur de California confirmó que las experiencias musicales en la infancia pueden acelerar considerablemente el desarrollo del cerebro, sobre todo en las áreas de adquisición del lenguaje y capacidad de lectura.
Pero esta escucha no puede ser impuesta ni obligada, sino generarse de una forma natural y fluida. Una idea es hacer que durante dos horas diarias suene en tu casa música clásica para acompañar actividades cotidianas, como hacer la tarea, durante la limpieza o la comida.
¿Qué música clásica?
La recomendación genérica es siempre Mozart.
¿Por qué Mozart?
Porque (a muy grandes rasgos):
- Es alegre
- Se escucha fácil.
- Su invención melódica sorprende, fascina e intriga.
- Divierte.
- Cautiva.
- Es música donde todo ríe y todo brilla.
Por eso Mozart sirve muy bien como centro de atracción musical para de él partir hacia otras maneras de articulación sonora. Por ejemplo, de Mozart ir a Beethoven o Fanny Mendelssohn, o quizá a Emilie Mayer o Hector Berlioz.
Es importante que vayas explorando los gustos musicales de tu hija o hija e ir incorporando de vez en cuando novedades. Por ejemplo, dentro de las vanguardias más populares del siglo XX, el minimalismo destaca por una estructura que apela a la repetición obsesiva de células melódicas, de tal manera que se genera una atmósfera hipnótica que transmite la sensación de quietud y sosiego (pensemos en Arvo Pärt y su Espejo en espejo).
¿En dónde puedes buscar música clásica diversa para ponerle a tu hija o hijo?
Las aplicaciones para escuchar música en línea son una opción maravillosa, pero para no perderte en su abundancia, una guía útil es esta playlist curada por Deutsche Grammophon, en donde se recorre la historia de la música clásica con fragmentos de diversas obras que no fueron escritas para la infancia, pero su propuesta puede ser muy atractiva para niñas y niños (de Bach a Prokófiev, pasando por Wagner, Ravel y Chaikovski).
La escucha de música clásica en la infancia puede ser complementada con libros; aquí tres recomendaciones:
- Mis primeros instrumentos de música clásica de Severine Cordier.
- La sinfonía de los animales de Dan Brown.
- Story of the Orchestra de Robert Levine.
Sin embargo, no hay nada como escuchar a una orquesta sinfónica en vivo. Por ello, cuando tu hija o hijo tengan la edad suficiente (normalmente, 9 años), ¡llévalos a una sala de conciertos!
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¡Llegó la Primavera Sinfónica! ✨☀️❤️🔥






