Por HRJ
La siempre curiosa inteligencia infantil encuentra en el sonido su aliado ideal para desarrollarse con libertad a través de la imaginación y el descubrimiento.
Por eso en la Orquesta Sinfónica de Minería ofreceremos un programa infantil (30 de julio y 13 de agosto) con obras como La cabalgata de las valquirias de Wagner, música llena de magia y fantasía, donde intervienen gigantes, elfos, dioses, castillos en las nubes y un casco que vuelve invisible a quien se lo pone.
En la música todo es posible:
la realidad se expande y el pasado regresa.
A través del sonido
vemos cosas invisibles y los seres fantásticos existen.
La orquesta sinfónica es una máquina de magia e imaginación desbordada.
Y por eso, porque la música es fantasía, la edad no importa para acceder a ella.
Niñas y niños son felices en la música.
La música les ofrece todo lo que buscan:
sorpresa
misterio
encanto
asombro
aventura
juego
Si quieres darle alegría, sorpresa, misterio, encanto, asombro, aventura y juego, ¡lleva a tu hija e hijo a un concierto!
La música sinfónica no se entiende, ¡se siente!
Nada debes saber antes de escucharla.
Lo único que se necesita es estar dispuesto a sentirla.
Es un arte perfecto para la infancia.
Y es que la siempre curiosa inteligencia infantil encuentra en el sonido su aliado ideal para desarrollarse con libertad a través de la imaginación y el descubrimiento.
En la Orquesta Sinfónica de Minería hemos diseñado un programa para celebrar la hermosa hermandad entre música e infancia.
Se trata de un concierto lleno de fantasía que al mismo tiempo ofrece un recorrido por la historia de la música.
¿Qué escucharán niñas y niños durante el concierto infantil de la Orquesta Sinfónica de Minería?
- Chapultepec, obertura republicana del mexicano Carlos Chávez (1899-1978).
- Interludio y Danza de la ópera La vida breve del español Manuel de Falla (1876-1946).
- Canción de cuna y Final del ballet El pájaro de fuego del ruso Igor Stravinski (1882-1971) .
- Marcha húngara del oratorio La condenación de Fausto del francés Hector Berlioz (1803-1869).
- Salón México del estadounidense Aaron Copland (1900-1990).
- La cabalgata de las valquirias del alemán Richard Wagner (1813-1883), obra que forma parte de la ópera Las valquirias (1870), que a su vez, junto con El oro del Rin, Sigfrido y El ocaso de los dioses, forma parte de un ciclo de cuatro óperas (tetralogía) conocida como El anillo del nibelungo.
¿A qué suena?
Pongamos el ejemplo de La cabalgata de las valquirias.
Estamos en un espacio cósmico, infinito, en un mundo supraterrenal donde las cosas (acontecimientos y palabras deseos e ilusiones enfrentamientos y nostalgias) son lo que parecen en una realidad evidente y lineal, pero también son algo más. Algo más íntimo y complejo que está sucediendo al mismo tiempo en una atmósfera simbólica y cíclica en la que el tiempo está desencajado de sus márgenes habituales y poblada de cosas mágicas:
Una manzana de oro
que hace inmortal a quien la come.
Un martillo capaz de desencadenar
terremotos, huracanes y tempestades.
Un casco que si te lo pones
te vuelves invisible
Un lugar en el que la eternidad existe y hay un castillo de nombre Walhala (construido por los gigantes Fafner y Fasolt sobre las nubes) para que ahí viva el Dios Supremo: Wotan, quien en su ansia de poder absoluto tiende a ser cruel y despiadado.
Wotan tiene una hija favorita: la valquiria Brunilda.
Las valquirias son guerreras de la mitología nórdica. Simbolizan protección y valentía. En el contexto de la ópera, son mensajeras de Wotan y las encargadas de escoltar a los héroes caídos durante los combates del Walhala.
Wotan, en esencia, es un dios malo: vengativo, rencoroso e insensible hacia el sufrimiento ajeno. Pero ama a Brunilda y gracias al amor que siente por su hija a veces da muestras de bondad y empatía.
Brunilda, por lo tanto, simboliza la esperanza de un mundo siniestro.
Y eso encierra una idea posible sobre cómo escuchar La cabalgata de las valquirias:
Como un grandioso himno de esperanza.
Brunilda monta a Grane, su corcel que representa la armonía, y cabalga.
La orquesta propone una atmósfera tensa, enigmática, que rápidamente se resuelve hacia la afirmación y el movimiento. Es desconcertante, pero el sonido de los instrumentos resulta tan plástico que casi es posible ver a Brunilda avanzando sobre su corcel.
¿Hacia dónde se dirige?
Estamos en un tiempo cósmico, así que la respuesta es simbólica:
Algo abismal ha quedado atrás y el movimiento se dirige hacia un mejor futuro, que por lo pronto es todavía una ilusión.
Por eso entre la música, a pesar de la épica carrera, aquí y allá se filtran gestos angustiosos e inciertos.
Pero Brunilda no cabalga sola.
La acompañan ocho de sus hermanas:
Gerhilda
Ortilda
Waltrauta
Schwertleite
Helmwige
Sigruna
Grimgerde
Rossweisse
Para escribir su Tetralogía Wagner dispuso para la orquesta la sección de instrumentos de metal más nutrida de la que se tuviera registro (ocho cornos, tres tubas y cuatro trombones). Y lo hizo justo para resaltar momentos como éste (los instrumentos de metal se asocian con la vestimenta de hierro de las valquirias: escudos, yelmos, lanzas, arneses y cascos).
Nueve valquirias cabalgan y cantan.
Su canción es una frase de batalla enérgica y extraña:
¡Hojotoho! ¡Hei aha!
Y la sensación es imparable:
Las valquirias van a llegar con bien a donde quiera que vayan y abrir mejores panoramas.
Su batalla es la esperanza.
¡Escucha las maravillas que la música te ofrece en este Concierto Familiar Infantil!

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