Por HRJ
La primavera ha comenzado en México y la tradición sinfónica indica recibirla con el Concierto núm. 1, Primavera, de la famosa tetralogía de obras para violín y orquesta de Anotonio Vivaldi (1678-1741) conocida como las Cuatro estaciones.
Sin embargo, en la Orquesta Sinfónica de Minería les queremos ofrecer una opción alternativa: la Sinfonía primavera (1949), para solistas y coros mixto y de niños, de Benjamin Britten (1913-1976), compositor que en nuestro país se conoce sobre todo por sus óperas, como lo demuestra la producción en Ciudad de México de Muerte en Venecia, Otra vuelta de tuerca y La violación de Lucrecia durante la última década.
Sinfonía primavera de Benjamin Britten
Para representar la primavera a través de sonidos, Benjamin Britten enriquece la dotación instrumental de una orquesta sinfónica con:
- Maderas triplicadas.
- Dos arpas.
- Una inmensa sección de percusión.
¿Y qué pueden significar estas inusuales elecciones orquestales?
De entrada, explorar la primavera desde distintas miradas:
- Maderas triplicadas: perspectivas boscosas.
- Dos arpas: aspectos primaverales etéreos.
- Muchas percusiones: establecer el palpitante ritmo de una estación asociada con el renacimiento.
Pero además de los instrumentos, la obra está escrita para varios tipos de voces y agrupaciones corales:
- Tenor (voz operística masculina aguda).
- Soprano (voz operística femenina aguda).
- Contralto (voz operística femenina grave).
- Coro de hombres.
- Coro de mujeres.
- Coro de voces blancas (niñas y niños).
¿Y qué pueden significar estas decisiones vocales?
De entrada, que la humanidad está involucrada. Que dentro de esta exploración musical de la primavera las personas (sus alegrías, temores, ilusiones y dudas) también son protagonistas.
Este protagonismo humano está definido en un libreto que contempla poemas de cuatro poetas ingleses:
- Edmund Spencer (1552-1599)
- George Peele (1556-1596)
- John Clare (1793-1864)
- W.H. Auden (1907-1973)
¿Y qué busca Britten lograr con esta elección instrumental, vocal y literaria?
Britten lo explica con sus propias palabras:
“(en mi sinfonía busco representar) el progreso del invierno a la primavera y el retorno al despertar de la tierra y la vida que esto significa”.
Para establecer esta narrativa cíclica, Britten divide su sinfonía en los siguientes cuatro movimientos:
- El primer movimiento tiene que ver con el sol. Con el calor. Con el brillo. Por eso la partitura indica allegro. Solistas y coros van articulando un himno celebratorio, donde hay dicha humana, pero también (bajo el misterioso influjo del ritmo) el imparable latido de la naturaleza que encierra su eterno ciclo de destrucción y nacimiento.
- La expresión en el segundo movimiento es lenta y, a causa de su atmósfera introspectiva (por momentos incluso íntima), hay quienes han dicho que la luna está involucrada. Aunque las referencias explícitas, presentes en los poemas que son cantados por el tenor, los coros y la contralto, tienen que ver con el mes de mayo y con una persona que en una noche de verano se recuesta sobre la hierba.
- En la tercera parte, la primavera ha comenzado a cambiar. Conforme avanza, casi sin darse cuenta, sólo siendo, sus colores, aromas, texturas y climas se han convertido en otros: más cálidos y encendidos. La primavera ha perdido su condición acuosa y etérea (pérdida que la música acentúa por medio de las maderas y las voces blancas). Se trata de un movimiento de espera; algo está a punto de cambiar, pero todavía no llega. Algo parecido a la nostalgia.
- En el último movimiento de su Sinfonía primavera, Britten despide a la primavera a través de un vals monumental en donde los coros se suman mediante un sonido vocal sin palabras, y todo comienza a precipitarse lentamente hacia la transformación inevitable: el verano, que significa comienzo, pero también final, porque la primavera ha terminado y se prepara, desde la oscuridad, para, en el siguiente año, comenzar a brillar.
Otras obras de Benjamin Britten
- Peter Grimes, ópera en tres actos y un prólogo. Libreto de Montagu Slater basado en el poema The Borough de George Crabbe. Se estrenó en el Teatro Sadler´s Wells de Londres el 7 de junio de 1945.
- La violación de Lucrecia, ópera en dos actos. Libreto de Roland Duncan basado en la obra de teatro homónima de André Obey. Se estrenó en la John Christie Opera House de Glyndebourne, Sussex, el 12 de julio de 1946.
- Albert Herring, ópera cómica en tres actos. Libreto de Eric John Croizer basado en la novela corta El rosal de madame Husson de Guy de Maupassant. Se estrenó en la John Christie Opera House de Glyndebourne, Sussex, el 20 de junio de 1947.
- El sueño de una noche de verano, ópera en tres actos. Libreto de Benjamin Britten y Peter Pearls basados en la obra homónima de William Shakespeare. Se estrenó el 11 de junio de 1960 en el Jubilee Hall de Aldeburgh, Suffolk.
- Billy Budd, ópera en cuatro actos. Libreto de F.M. Forster y Eric John Croiziet con base en el relato homónimo de Hermann Melville. Se estrenó en el Covent Garden de Londres el 1 de diciembre de 1951. En 1960 Britten publicó una versión reducida a dos actos.
- Gloriana, ópera en tres actos. Libreto de William Plomer basado en la biografía novelada Elizabeth and Essex (1929) de Lytton Strachey. Se estrenó en el Covent Garden de Londres el 8 de junio de 1953.
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