Por HRJ
En la Orquesta Sinfónica de Minería nos debemos a nuestro público. Si hoy estamos celebrando 45 años de ser una de las agrupaciones más prestigiosas de Hispanoamérica es gracias a todas las personas que llenan cada verano nuestras temporadas en la Sala Nezahualcóyotl y a lo largo del año acuden a los conciertos que realizamos por todo el país.
A través de casi medio siglo nuestro público se ha ido enriqueciendo y transformando. Ocurren fenómenos generacionales que nos llenan de orgullo. Por ejemplo, gente que conoció a Minería en los ochentas del siglo pasado y en estos últimos años vienen a los conciertos con sus nietas y nietos. Es para nosotros muy conmovedor atestiguar cómo nuestra orquesta sinfónica se ha convertido en un lugar de encuentro para personas melómanas de todas las edades, quienes en la música de excelencia han encontrado un territorio común de hermandad, alegría y convivio artístico.
Este fenómeno también conlleva un gran reto: Identificar, conocer y cautivar a estas nuevas audiencias. ¿Quiénes son?, ¿cuáles son sus preferencias? Nuestra misión como orquesta ante este público incipiente es darle la mayor información musical para que poco a poco vayan formando su criterio. Se trata de un compromiso que comienza con las infancias. Un ejemplo es el programa familiar infantil, que ha tenido un ciclo de conciertos paralelo a la Temporada de verano y este sábado 29 de julio se presentará a las 11 de la mañana en la Sala Nezahualcóyotl. Se tocarán obras de Britten, Bernstein y Moncayo. Sin embargo, su principal característica es manifestar el intrínseco y hermoso vínculo entre música folclórica y sinfónica. Específicamente se vincula el Huapango con el son jarocho, y para ello contamos con la presencia del grupo Caña Dulce y Caña Brava, quienes se unirán a la orquesta para ofrecer a las familias una experiencia musical entretenida e inolvidable.
A continuación presentamos cinco testimonios de este nuevo público de Minería que en nuestro programa familiar infantil han encontrado que una orquesta sinfónica es un lugar divertido y fascinante, al que se puede ir imaginar y también bailar.
- “Cuando el director se volteó al público y nos dijo que si la música nos lo hacía sentir, podíamos bailar, yo pensé: qué padre, esto es distinto a lo que había imaginado que era un concierto de orquesta, donde hay personas elegantes y reglas muy estrictas. A mí lo que más me gustó es el arpa. Nunca había escuchado una, y su sonido me parece muy bonito, como de fantasía, de magia”.
Sofía, 11 años. Estudiante de quinto de primaria, quien acudió al programa con su mamá, Mariana, de 49 años, quien también conoció a la orquesta sinfónica de Minería por primera vez. Al respecto, nos cuenta:
- “Yo me enteré por una amiga que había venido con su hijo a este mismo concierto hace unas semanas y me dijo que está padrísimo. Y sí: concuerdo. Ha sido una experiencia muy divertida, no sólo para mi hija, sino también para mí. De pronto, cuando comenzó el concierto yo no me explicaba por qué nunca antes había venido a un concierto sinfónico. No me explicaba de haberme perdido de algo tan maravilloso. Y la explicación es que mis papás no conocían esto. Pero ahora que yo sí lo conozco, quiero darle a mi hija más experiencias como ésta”.
Carlos, de 13 años, ha comenzado a estudiar batería en su escuela y su profesora le recomendó venir al programa familiar infantil de Minería para que observara y escuchara a percusionistas profesionales en acción. Le recomendó sentarse en las butacas de atrás de la orquesta para poder tener una vista directa hacia los timbales.
- “Mi atención sobre todo se centró en el ritmo, porque yo soy baterista. Así que puse mucha atención en los tambores y en todas las percusiones. Tenía mucha curiosidad de ver cómo se mezclan los ritmos con las cuerdas. Porque cuando yo pensaba en música clásica imaginaba violines, flautas, piano, pero no tambores, no platillos. Y ha sido para mí todo un descubrimiento ver cómo en una orquesta sinfónica hay todo un despliegue, por así decirlo, de batería. Que hay toda una sección de percusión. Y me llamó la atención que el sonido no siempre es estruendoso, fuerte, sino también puede ser muy delicado”.
Mario, de 43 años, tiene un gran interés en brindarle a sus dos hijas, de 4 y de 8, estímulos que les permitan desarrollar su curiosidad y capacidad de asombro. Y pensó que una orquesta sinfónica es un buen lugar para eso.
- “Creo que mientras tú como padre le des a tus hijos lugares en donde explorar su curiosidad, todo va a ir bien. El problema puede comenzar cuando se aburren, cuando tienen ocio. Es entonces que ellos buscan llenarlo por sí mismos y muchas veces caen en malos pasos lamentablemente. En mi búsqueda de darles lugares interesantes para que exploren su curiosidad, una orquesta sinfónica se me hizo la solución. Yo vengo a Minería desde hace 10 años y ahora que mi hija, Cristina”, cumplió 8 este programa infantil me vino muy bien. Y con el tiempo mi hija de 4 también va a poder venir”.
Sobre su experiencia con la Orquesta Sinfónica de Minería, Cristina nos comenta:
- “Lo que más me gustó fue la guía de la orquesta (de Britten), donde el narrador nos fue explicando los distintos sonidos e instrumentos y cómo está hecha la música. Eso a mí me sirvió mucho para entender todo lo que estaba sonando. Le pregunté a mi papá cuánto pesan los contrabajos, porque vi que uno era más grande que el hombre que lo estaba tocando. Y me gustó mucho que el narrador permitiera que los contrabajos sonaran solos, sin el resto de los instrumentos, porque yo quería saber cómo sonaban”.
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