La música ha inspirado pasiones, pensamientos e imágenes en casi cualquier persona a lo largo de la historia. De hecho podríamos afirmar que no existe alguien que en algún momento de su vida no haya hablado sobre música.
Debido a su popularidad y extraordinaria capacidad de hermanar hemos seleccionado distintas reflexiones que componen una suerte de rompecabezas poético que responde a la ociosa (pero muchas veces repetida) pregunta ¿por qué es importante la música?
Por HRJ
“A Beethoven lo escucho dos veces por semana, a Haydn, cuatro, y a Mozart todos los días.”
Rossini
“El canto es, simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades. Aúna alma y diafragma. Puede, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis. La voz que canta es capaz de curar o destruir la psique con su cadencia (…)”
George Steiner
Y así me pregunto, ¿qué quiere propiamente mi cuerpo de la música en general? Creo que su aligeramiento, como si todas sus funciones animales debieran ser aceleradas mediante ritmos ligeros, audaces, alborozados, seguros de sí mismos, como si la vida férrea y plúmbea debiera ser dorada mediante buenas y delicadas armonías de otro. Mi pesada melancolía quiere descansar en los escondites y abismos de la perfección: para eso necesito la música.
Friedrich Nietzsche
Muchos violinistas y luthiers insisten en que los violines mejoran sus sonidos con el tiempo, y que un violín exquisitamente tocado durante muchos años llega a incorporar esa exquisitez. De algún modo la madera conserva un registro de los vuelos líricos del ejecutante. En términos más prosaicos: ciertas vibraciones repetidas durante años, junto con los procesos normales de envejecimiento, pueden provocar cambios microscópicos en la madera; percibimos esos cambios celulares como un enriquecimiento del sonido. En términos poéticos: la madera recuerda. De manera que una parte del deber de un maestro violinista es educar a un violín para las generaciones futuras
Diane Ackerman
Muchos violinistas y luthiers insisten en que los violines mejoran sus sonidos con el tiempo, y que un violín exquisitamente tocado durante muchos años llega a incorporar esa exquisitez. De algún modo la madera conserva un registro de los vuelos líricos del ejecutante. En términos más prosaicos: ciertas vibraciones repetidas durante años, junto con los procesos normales de envejecimiento, pueden provocar cambios microscópicos en la madera; percibimos esos cambios celulares como un enriquecimiento del sonido. En términos poéticos: la madera recuerda. De manera que una parte del deber de un maestro violinista es educar a un violín para las generaciones futuras
Diane Ackerman
Me gustaría citar una observación de Rimsky-Korsakov hecha cuando yo era su alumno. Le pregunté si hacía yo bien en componer siempre en el piano. “Algunos componen en el piano”, me dijo, “y algunos componen sin el piano. Por lo que toca a ti, compondrás en el piano”. De hecho así lo hago, y no me arrepiento de ello. Lo que es más: pienso que es mil veces mejor componer en contacto inmediato con el medio físico del sonido que hacerlo con la materia abstracta provista por la imaginación.
Igor Stravinski
Si a alguien Dios le debe todo es a Bach
Cioran
La música que está ahí antes de la música, la música que sabe “perderse” no tiene miedo del dolor. La música experta en “perdición” no necesita protegerse con imágenes o proposiciones, ni engañarse con alucinaciones o sueños. ¿Por qué la música es capaz de ir al fondo del dolor? Porque allí es donde ella mora.
Pascal Quignard
Todo estaba en penumbra. Un hombre tocaba el piano para unas pocas parejas de enamorados. Y entonces entendí lo que quería ser: quise ser aquel hombre que tocaba el piano sin nadie que le viera la cara. Tocaba solo para que los enamorados se amaran más.
Gabriel García Márquez
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