Ricardo Castro y el Romanticismo Musical Mexicano
Por HRJ
Durante el sexto programa de la Temporada de verano 2022 la Orquesta Sinfónica de Minería (6 y 7 de agosto) interpretará el Concierto para piano de Ricardo Castro (1864-1907) bajo la dirección de Carlos Miguel Prieto y la participación solista de Jorge Federico Osorio.
A continuación, ofrecemos un acercamiento a Ricardo Castro, una de las figuras esenciales del Romanticismo musical mexicano
¿A qué generación de músicos mexicanos perteneció Ricardo Castro?
Ricardo Castro perteneció, junto con Felipe Villanueva, Gustavo E. Campa, Juan Hernández Acevedo y Juventino Rosas, a los nuevos románticos mexicanos. Fue una generación trágica. Villanueva murió a los 31 (1893), Hernández a los 32 (1894) y Juventino Rosas a los 26 (1894).
Ricardo fue el sobreviviente y su figura se volvió importante y simbólica. En Alemania, la editorial Friederich Hofmeister publicaba con regularidad sus partituras y se sabía de él en España gracias a que Felipe Pedrell (mentor de Albéniz y Falla) publicó un perfil de Ricardo en su revista “Ilustración Musical”.
¿Cómo fue la vida de Ricardo Castro en Francia?
Hacia 1902 diversos sectores de la sociedad mexicana, como los obreros y jóvenes anarquistas, acusaban cada vez con mayor contundencia a Porfirio Díaz de opresor y monárquico. Para embellecer la imagen del país hacia fuera, el dictador comenzó a mandar artistas (como al poeta Amado Nervo) a Europa; puso el ojo en Ricardo y lo becó en Francia tres años (1903-1906).
Ricardo se instaló en París bajo la protección de Teresa Carreño (la mejor pianista latinoamericana de todos los tiempos); ahí se hizo amigo de Cécile Chaminade (la más importante compositora francesa) y con el apoyo de Camile Saint-Säens ofreció conciertos en las prestigiosas salas Erard y Victor Hugo.
La crítica lo aprobó como pianista (ejecutaba a Beethoven, Bach, Chopin, Grieg, Moszkowski, Liszt y Chaminade) y mostró interés por sus composiciones (principalmente por el Concierto para piano y fragmentos de la ópera Atzimba, como el “Intermezzo” y la “Marcha sagrada”).
A finales de 1903, Ricardo se instaló a las afueras de la ciudad y escribió durante seis meses el Concierto para violonchelo y orquesta; de acuerdo con una reseña publicada en el diario parisino “L´Independence” (10 de mayo de 1905), es su obra maestra (“todo es de él y le pertenece. Los temas son originales, nuevos e impregnados de un delicado sabor que probablemente proviene de su tierra”).
¿Es verdad que durante su aventura europea Ricardo Castro conoció al rey Leopoldo II de Bélgica?
Ricardo Castro dio un concierto el 11 de mayo de 1904 en el teatro “Royal de Monnale” de Bruselas ante el rey Leopoldo II de Bélgica, quien había asistido dispuesto a armar un escándalo, pues odiaba todo lo que sonara a México desde que su hermana Carlota se había vuelto loca cuando Benito Juárez fusiló a su amado Maximiliano (1867). Pero Leopoldo no pudo interrumpir la música. Dijo que era “etérea, aural, de un dramatismo que te reduce a mera sustancia” y, así, al haberlo reducido a agua, Ricardo consiguió con su piano lo que ni un político tan sabio (y de sangre francesa) como José Yves Limantour (entonces ministro de Hacienda) había podido solucionar: reconciliar con México a un rey ofendido.
¿A qué suena el Concierto para piano de Ricardo Castro?
Sobre el concierto para piano de Ricardo Castro (1904), el escritor español Enrique de Olavarría y Ferrari (1844-1919) dijo:

Por su parte, el pianista mexicano Jorge Federico, quien interpretará la obra con la Orquesta Sinfónica de Minería durante la Temporada de verano 2022 (6 y 7 de agosto), opina:

¿Quién es Jorge Federico Osorio?
Egresado de los conservatorios de París y Moscú, Jorge Federico Osorio es uno de los pianistas mexicanos más destacados de nuestro tiempo.
Se ha presentado como solista con principales orquestas de Estados Unidos (Sinfónica de Chicago, Sinfónica de Detroit y Sinfónica de Dallas) y el mundo (Filarmónica de Israel, Nacional de Francia, Filarmónica de Varsovia y Sinfónica del Estado de Moscú) bajo la batuta de directores como James Conlon, Bernard Haitink, Klaus Tennstedt, Lorin Maazel, Luis Herrera de la Fuente, Jorge Mester, Eduardo Mata, Jesús López Cobos y Zuohuang Chen.
Su discografía (publicada por los sellos EMI y CBS principalmente) incluye el Concierto para piano y orquesta núm.2 de Johannes Brahms con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias bajo la batuta de Maximiano Valdés, el Concierto para piano y orquesta de Carlos Chávez con la Orquesta Sinfónica Nacional bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto y el Concierto para piano y orquesta núm.2 de Jacob Weinberg con la Orquesta Sinfónica de Barcelona bajo la batuta de Karl Anton Rickenhacher.
Se ha presentado en los festivales de Ravinia (Chicago), Hollywood Bowl (Los Ángeles) y Gulangyu (China). Entre sus numerosos recitales internacionales destaca el que ofreció en el Alice Tully Hall de Nueva York en 1997 con obras de Franz Schubert, Joseph Haydn, Enrique Granados, Franz Liszt y Sergei Prokófiev.
Ha ganado el primer lugar en el Concurso Internacional de Piano de Rhode Island y el premio Gina Bachauer que otorga la Orquesta Sinfónica de Dallas. En 2003 la Real Academia Gallega de Bellas Artes de Nuestra Señora del Rosario lo nombró “Miembro correspondiente”.