¿Por qué The Beatles son tan compatibles con una orquesta sinfónica?
Por HRJ
¿Por qué The Beatles provocan manía? ¿Cómo se explica la pasión que su música inspira? ¿Qué hace que su sonido sea tan atractivo? ¿Cómo puede ser que en el siglo XXI los sigamos amando? Sus canciones son tan buenas que a través de una orquesta sinfónica se encuentran a sí mismas desde nuevas poéticas.
Piensa en Yesterday.
Tararéala.
La nostalgia es inmediata.
“Ayer todos mis problemas parecían tan lejanos
Ahora parece que están aquí para quedarse”.
¿De dónde surge esta sensación de irrealidad, de canción que está siendo soñada?
El comienzo del segundo verso
“De pronto no soy ni la mitad
de la persona que solía ser”.
es acompañado por un cuarteto de cuerdas que ya no va a irse. Su aparición es sutil y estable. Dos violines, viola y chelo que extienden las búsquedas de voz y guitarra hacia abstractos panoramos en donde ya no mandan las palabras. Es decir, las palabras que deben ser cantadas (“problemas”, “sombra”, “anhelo”) indican que ya no hay salida. Que ella ya no regresará y por lo tanto en el futuro ya no puede haber nada más que desesperanza.
Pero el cuarteto de cuerdas indica otra cosa. De hecho, indica lo contrario: transmite esperanza. Un juego musical fascinante de búsquedas opuestas. Por eso la música de The Beatles es tan compatible con una orquesta sinfónica: La esencia de su arte es tan fascinantemente clara que permite ser explorada desde dotaciones instrumentales distintas.
En el caso de Yesterday, la función de la orquesta sinfónica se divide principalmente en dos labores.
- Intensificar el onirismo del cuarteto de cuerdas. Ampliar sus colores. Explorar nuevas variaciones. Esta labor recae sobre todo en la sección de cuerdas, donde los contrabajos permiten introducir tonalidades más oscuras, que en momentos específicos de la canción (cuando dice “una sombra pende sobre mí”) puede introducir atmósferas siniestras.
- Trasladar a otras tesituras la melodía vocal. Paul McCartney afirma que la melodía de Yesterday la recibió durante un sueño. Es dulce y etérea. Su esencia resulta tan expresiva que en la orquesta sinfónica pasa de un instrumento de aliento a otro (del clarinete a la flauta, del corno a la trompeta), que por su semejanza con la voz humana da la impresión de que cantaran.
Y así con Hey Jude, Let it Be, Come Together o Here Comes the Sun. Las canciones de los The Beatles son tan buenas que a través de una orquesta sinfónica se encuentran a sí mismas desde nuevas poéticas.
Piensa en Ob-La-Di, Ob-La-Da
Tararéala.
La alegría es inmediata.
Provoca ganas de sonreír.
Desmond y Molly se aman. Él vende cosas en el mercado y ella canta en una banda. Forman un hogar. Se vuelven papá y mamá.
Es una historia de amor perfecta:
En una orquesta sinfónica su felicidad se desborda:
Desde un imparable ritmo de carnaval su dicha es narrada desde muchas dimensiones. Y entonces sucede, a causa de la abundancia de voces y colores, que surgen ideas inesperadas en torno a estas canciones una y otra y vez escuchadas.
Por eso de pronto, bajo el influjo de una orquesta, un fanático de The Beatles podría comenzar a recibir revelaciones:
¿Y si es Desmond quien canta en Yesterday y Molly la mujer que lo abandona? Eso quiere decir que en Ob-La-Di, Ob-La-Da se reconcilian. Que tanta tristeza fue pasajera. Que en el fondo estas dos canciones están hermanadas a través de un profundo mensaje de esperanza.
La magia de la música sinfónica es que desafía esquemas y sus posibilidades expresivas son ilimitadas.
¡Este martes 27 de abril 20:30h te esperamos en el Auditorio Nacional!
