Sergio Vela ha estado vinculado con la Orquesta Sinfónica de Minería desde varios frentes: público, director de Música de la UNAM, presidente del Conaculta (hoy Secretaría de Cultura) y consejero artístico responsable de la programación de las temporadas de verano.
Conversamos con él para recrear los orígenes y primeros años de Minería, en cuya historia se combinan minas, ingeniería y música de excelencia para dar vida a uno de los proyectos artísticos más perdurables y relevantes de América Latina.
Por HRJ
¿Qué relación existió en México entre las minas y la ingeniería?
El Palacio de Minería era la sede de lo que es hoy la Facultad de Ingeniería, y lo era porque la ingeniería mexicana se desarrolla a partir de las minas. La economía novohispana estaba sostenida ante todo en la explotación de las minas. La corona española se proveía de metal precioso a través, en parte, de la Nueva España. La actividad económica preponderante de la Nueva España era la minería y ahí se empieza a desarrollar la ingeniería mexicana, la que se conoce como ingeniería civil (llamada así para distinguirla de la economía militar). De hecho, el Palacio de Minería, como patrimonio universitario, está bajo la custodia de la Facultad de Ingeniería.
¿Y en qué momento la relación entre minas e ingeniería da origen a una orquesta sinfónica?
Cuando uno ve la historia de Minería se puede percatar, primero que nada, de la gran imaginación y generosidad de un grupo de egresados de la Facultad de Ingeniería que con gran pasión por la música, con una melomanía sincera, respaldó el proyecto de Jorge Velazco de retomar aquella vieja práctica de lo que se denominaban las academias de música que en el Palacio de Minería se reunían en la primera parte del siglo XIX para hacer conciertos y tertulias poético-musicales. Entre estos ingenieros melómanos que respaldaron el proyecto están, por ejemplo, Jiménez Espriú —serio melómano, autoridad universitaria y fundador de la Academia de Música del Palacio de Minería— y Saturnino Suárez, quien fue el primer presidente de la Academia, ya constituida como asociación civil,es decir, una institución de derecho privado.
Desde un inicio la orquesta se fundó con la convicción de que sería una orquesta distinta en el sentido de una agrupación discontinua de alto nivel de ejecución, una orquesta veraniega que tuviera actividad cuando las demás orquestas de la Ciudad de México están en receso vacacional.
¿Existe algún antecedente directo en México de una orquesta veraniega como lo es Minería?
Sí, lo hay y no se ha escrito una historia al respecto, pero existió un estupendo esfuerzo que en los años setentas del siglo XX llevó a cabo el maestro Luis Herrera de la Fuente (quien a la postre se convertiría en el segundo director artístico de la Orquesta Sinfónica de Minería) que consistió en ofrecer unas temporadas icónicas en verano en el Palacio de Bellas Artes incorporando músicos de todo el continente llamada Filarmónica de las Américas.
Su repertorio era tradicional (romanticismo alemán, siglo XX temprano, siglo XIX tardío), pero ejecutado a un gran nivel. Ese esfuerzo duró muy poco, dos o tres años. Por falta de tiempo no llegó a definir un perfil programático que fuera recurrente. Aunque resultaba interesantísimo este esfuerzo que retomó Minería de traer grandes músicos de distintos lugares para conformar un proyecto lleno de fraternidad y de identidad cultural compartida.
Jorge Velazco siempre persiguió la construcción de un sonido de excelencia, ¿a qué sonaba la Orquesta Sinfónica de Minería bajo su batuta?
Jorge Velazco fungió como asistente de Herbert von Karajan en el festival de Pascua de Salzburgo y entabló una estupenda relación con León Spierer (uno de los concertino de Herbert von Karajan en la Sinfónica de Berlín), quien vino a Minería para ofrecer cursos de perfeccionamiento a los músicos.
Velazco programaba con frecuencia obras inusuales, muy demandantes, que llamaban la atención por sus dimensiones. Yo recuerdo, por ejemplo, una estupenda Tercera sinfonía de Mahler con Maureen Forrester. Sobre el sonido de la orquesta te puedo decir que era bueno. Quizá no era el director más imaginativo, pero el resultado era bueno, y al final de cuentas que el sonido sea bueno es lo más importante.
Velazco dirigió a Minería de 1978 a 1984, cuando se fue a la OFUNAM, y Luis Herrera de la Fuente fue el titular de Minería de 1985 a 1995. En 1996 Velazco regresó a Minería para un segundo periodo y ahí estuvo hasta que murió en 2003 a media temporada, cuando yo era director general de Música de la UNAM:
¿Cómo te enteraste de la muerte de Jorge Velzco?, ¿qué recuerdos tienes de él?
Jorge Velazco tenía una personalidad un poco de misántropo. Solía aislarse. Dirigía pocas orquestas y eso hacía que los otros directores de orquesta no lo vieran como un colega.
Y es que Jorge Velazco también era también investigador. Pertenecía al Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM y ahí realizaba estudios musicales académicos de muchísimo valor. Cuando Jorge Velazco murió yo era director general de Música UNAM y estaba de vacaciones. No tenía celular y me enteré de su fallecimiento hasta regresar. Por lo tanto las decisiones inmediatas las tomó el ingeniero Carlos de la Mora, quien entonces era el presidente de la Academia de Música del Palacio de Minería (de 2003 a 2012), y con quien había yo entablado una relación de gran confianza y respeto mutuos desde el comienzo de su gestión. Debo decir que, a diferencia de otros periodos, durante mi gestión al frente de la Dirección General de Música, y con el decidido apoyo del rector Juan Ramón de la Fuente, la Orquesta Sinfónica de Minería fue tratada como un proyecto universitario genuino, que no rivaliza con la Filarmónica de la UNAM, sino que complementa y enriquece la oferta sinfónica de la Universidad, utilizando la Sala Nezahualcóyotl en verano. Estoy convencido de la importancia de Minería y de su raigambre universitaria.
¿Cómo se manejó la sucesión en la dirección artística de Minería tras la muerte de Jorge Velazco?
Tras el fallecimiento de Jorge Velazco la dirección de la Orquesta Sinfónica de Minería se convirtió en una especie de botín en que casi cualquier director de orquesta más o menos relevante (y nos preocupaban sobre todo los menos relevantes) quería lograr ser designado, —lo cual se entiende, pues Minería es una orquesta que funciona admirablemente bien por la calidad de sus músicos—. Así que el ingeniero Carlos de la Mora designó inmediatamente como titular de la orquesta a Carlos Spierer (hijo de León), quien ya venía trabajando como director huésped, un músico con destreza y oficio. La idea fue que se hiciera cargo de la orquesta durante un periodo de entre uno y tres años, y al final se quedó dos años: 2004 y 2005.
A partir de la temporada de 2006 la titulariad de la orquesta fue encomendada, por propuesta mía a Carlos de la Mora, a Carlos Miguel Prieto, y comenzó una nueva era en la vida de la orquesta en donde a la postre yo me convertiría en consejero artístico responsable de la propuesta de programación de las temporadas veraniegas.
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