Por HRJ
La música clásica en México ha encontrado en la Orquesta Sinfónica de Minería una aliada generosa e incansable que durante el último medio siglo se ha dedicado a difundirla, interpretarla y renovarla de forma ininterrumpida.
Y es que el trabajo de Minería no sólo ha sido el de construir un sonido de excelencia para interpretar al más alto nivel el repertorio clásico (incluidas obras que por su complejidad técnica y logística han sido poco escuchadas en el país), sino también comisionar obra inédita a las nuevas generaciones de personas compositoras mexicanas.
Para ejemplificar esta doble aportación con la que Minería ha enriquecido el valor y la diversidad de la música clásica en México, ofrecemos este breve recuento, dividido en las etapas de nuestros directores artísticos, que cierra con las obras que estrenamos en esta recién finalizada Temporada de verano 2023, cuya celebratoria trascendencia es la de marcar los primeros 45 años de historia de la Orquesta Sinfónica de Minería.
Primera etapa: Jorge Velazco (1978-1984)
Durante la temporada inaugural, en el verano del 78, Jorge Velazco, primer director artístico de la Orquesta Sinfónica de Minería, invitó a León Spierer, entonces concertino de Herbert von Karajan en la Orquesta Filarmónica de Berlín, para impartir cursos de perfeccionamiento a los músicos.
De esta época destaca una programación innovadora en el entorno sinfónico nacional. Se presentaron obras infrecuentes en los teatros mexicanos, como la Gran misa de muertos de Hector Berlioz. Se estrenaron obras de jóvenes compositores mexicanos, como Sonatina de Manuel Enríquez y Ficciones de Mario Lavista.
Segunda etapa: Luis Herrera de la Fuente (1985-1995)
Luis Herrera de la Fuente fue nombrado director artístico en 1985 y propuso una programación de corte más convencional, aunque igualmente preocupada por presentar partituras trascendentales, como la Séptima sinfonía de Anton Bruckner o El poema del éxtasis de Alexander Scriabin.
Durante esta etapa desfilaron importantes directores invitados, como el suizo Peter Maag o la peruana Carmen Moral, así como destacados instrumentistas –el arpista español Nicanor Zabaleta, por ejemplo– y cantantes como la soprano italiana Renata Scotto.
Acontecieron estrenos mundiales como Gota de noche de Carlos Sánchez Gutiérrez y Cinco misterios eleusinos de Federico Ibarra Groth.
Tercera etapa: Jorge Velazco (1996-2003)
En su segundo periodo al frente de la Orquesta Sinfónica de Minería, Jorge Velazco presentó obras poco conocidas de famosos compositores, como Marcha para la coronación de Alejandro III de Chaikovski o Las ruinas de Atenas de Beethoven. Entre los directores invitados destaca la presencia de Maxim Shostakovich, hijo del mítico compositor ruso.
Jorge Velazco murió a causa de un padecimiento vascular dos días después de haber dirigido, durante el quinto concierto de la temporada 2003, una versión especialmente apasionada de la sinfonía Haroldo en Italia de Berlioz.
Cuarta etapa: Carlos Spierer (2003-2005)
Tras la muerte de Jorge Velazco, el director sueco Carlos Spierer asumió la dirección artística de la Orquesta Sinfónica de Minería. Se presentaron obras poco programadas en México, como La canción de la Tierra de Gustav Mahler y El Anillo sin palabras, suite sobre la tetralogía El anillo del nibelungo de Richard Wagner escrita por Lorin Maazel.
En el concierto inaugural de su corta etapa al frente de la orquesta, Carlos Spierer cedió la batuta a su padre Leon Spierer para dirigir Noche transfigurada de Arnold Schoenberg a manera de simbólico homenaje a la memoria del maestro Jorge Velazco.
Quinta etapa: Carlos Miguel Prieto (2006-hasta la fecha)
Desde que fue nombrado director artístico en 2006, Carlos Miguel Prieto se ha distinguido por programar temporadas monográficas dedicadas, predominantemente, a uno o dos compositores o a un estilo o nacionalidad musical específica. Destaca el colosal “Ciclo Mahler”, en el que durante dos temporadas (2010-2011) se interpretaron todas las obras orquestales del compositor bohemio.
Se han realizado comisiones a varios compositores mexicanos, como Gabriela Ortiz (Concierto voltaje) o Enrico Chapela (Rotor), y se han interpretado piezas poco habituales: Gurrelieder de Arnold Schoenberg o Atlántida, obra póstuma de Manuel de Falla.
De 2006 a 2015, José Areán ocupó el cargo de director asociado.
En 2010, la Orquesta Sinfónica de Minería, bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto, grabó para el sello Naxos obras del compositor austriaco Erich Korngold (entre ellas el Concierto para violín, con la participación solista del músico ruso-estadounidense Philippe Quint). La grabación recibió una nominación al Grammy en la categoría “Mejor interpretación solista con orquesta”.
En 2022, la Orquesta Sinfónica de Minería. bajo la batuta de Carlos Miguel Prieto, grabó al lado del trompetista Pacho Flores, el álbum Estirpe (2022; Universal Music), que busca renovar el repertorio latinoamericano contemporáneo para trompeta y orquesta sinfónica con obras nuevas de Arturo Márquez, Daniel Freiberg, Paquito D´Rivera, Efraín Oscher y Pacho Flores.
Obras estrenadas en México durante la Temporada de verano 2023 (explicadas por las propias personas compositoras)
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Ciudad de México de Diana Syrse (1984), comisión de Minería
Ciudad de México está inspirada en la ciudad, sus sonidos, su ritmo de vida, su mezcla constante de historias entrelazadas, sus lugares, sus sabores y sus raíces mixtas. La obra comienza describiendo un monstruo gigante de cemento y de metal. Me la imagino como un gigante despertando por la mañana y caminando con piernas de edificios y un Metro, gente, autobuses y coches como venas, sus ojos, miles de ventanas como aquellas que se encuentran en los cerros de Iztapalapa. Se escucha un ritmo constante que comienza a acelerar. En la segunda parte desarrollo ideas que vienen de barrios, colonias o avenidas en particular. Me imagino en un automóvil que va por Tlalpan, escribo cómo sonaría la voz de la avenida si hablara y escucho sonido ruidoso, una combinación entre máquinas, motores, viento, voces, miles de pasos y plástico pegando con concreto. En la CDMX se siente una energía de vivir impresionante, que lleva cada ser humano que transita por su piel de cemento y suelo seco. Escribo pensando en Coyoacán y su alameda, Churubusco y sus calles, Tepito y su mercado, Reforma y sus monumentos, el parque Xicoténcatl y en cada recuerdo que tengo en algunos lugares de esta ciudad. Una ciudad vista desde una visceralidad de sentimiento que da al público una música vibrante, de raíces indígenas, moderna, surreal, cosmopolita y colorida. Esta obra está dedicada e inspirada en el trabajo musical de mi padre Fernando Valdés y está escrita especialmente para la Orquesta Sinfónica de Minería.
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Porcelana de oro de Cristóbal MarYán (1992)
Considero que la porcelana es delicada, pero su proceso de creación es todo lo contrario. Es dinámico y crudo. Está lleno de pies, manos, roca, agua y fuego. Es ese dinamismo el que me inspiró a tratar de representar musicalmente ese mundo.
Más que movimientos, yo los describiría como secciones de la pieza. Mi intención es comunicar la música que, a raíz del proceso de creación de la porcelana, imaginé en mi cabeza, además de los sentimientos que me provocó cada parte del proceso de creación. La primera sección es contemplativa y delicada; la segunda es casi graciosa, pero robusta y poderosa; las últimas dos son una combinación de dinamismo y grandiosidad, pues el acto creativo siempre es (a mi parecer) grandioso.
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Altar de bronce, concierto para trompeta y orquesta, de Gabriela Ortiz (1964), comisión conjunta con instancias internacionales en la que intervino Minería. Escrita exprofeso para la trompeta solista de Pacho Flores.
Tuve una larga reunión por Zoom con Pacho, que en realidad más que aclararme conceptos me agobió. Es abrumador escuchar a Pacho tocar de esa manera, y en el curso de nuestra reunión sacó y tocó como veinte trompetas. Tanta información me abrumó, pero finalmente sí me fue de utilidad. Una de las consecuencias de esa reunión se encuentra en la última sección de la obra. Como se trata de un concierto hecho a la medida de Pacho Flores, hay un pasaje que el intérprete puede tocar tal y como está escrito, o improvisarlo. Esto va mucho con el temperamento y la habilidad de Pacho. Lo mismo ocurre con la cadenza; puede tocarse como está escrita, o puede ser improvisada.
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